sábado, 17 de diciembre de 2016

La correlación genotipo-entorno y el fenómeno de la amplificación genética

Correlación genotipo-entorno y amplificación genética son dos conceptos de la genética de la conducta con importantes implicaciones para el conocimiento de la conducta social humana.

La idea de correlación genotipo-entorno nos dice que los individuos seleccionan, modifican y crean entornos que correlacionan con sus predisposiciones genéticas. El entorno (interpersonal, social y ambiental) no es totalmente impuesto al individuo, sino que el individuo selecciona entornos que se ajustan a sus tendencias heredadas. Es decir, los individuos con diferentes genotipos se exponen a diferentes entornos. Por ejemplo, los individuos con una propensión genética a participar en comportamientos de búsqueda de sensaciones (“sensation seeking”) tienen una mayor probabilidad de relacionarse con pares que consumen drogas. La correlación genotipo-entorno se produce a través de mecanismos causales diversos.

Dado que el individuo selecciona durante su desarrollo, en alguna medida, entornos que se ajustan a sus tendencias innatas, a largo plazo se produce una amplificación de la tendencia genética inicial. Por ejemplo, un niño extrovertido tiende a relacionarse con más individuos, lo que, a su vez, mejora sus habilidades sociales y aumenta su extroversión en la edad adulta.

En un muy interesante artículo de la revista Vox IQ can predict your risk of death, and 8 other smart facts about intelligence, se muestra cómo el fenómeno de la amplificación genética se produce en el ámbito de la inteligencia. 


La inteligencia tiene un componente genético elevado. Junto a la clase social familiar, la salud y la nutrición en la infancia, los accidentes e infecciones y el desarrollo temprano, la herencia genética determina, en gran medida, la inteligencia de un individuo. Los genes de un individuo son capaces de explicar más del 50% de la variación en el coeficiente intelectual (CI) de un individuo.

Pero, aquí viene lo interesante. Según numerosos estudios transversales y longitudinales con gemelos, la herencia de la inteligencia se incrementa con el aumento de la edad. De modo que, si bien durante la infancia (9 años), la herencia explica el 40% de la variación en el CI, durante la edad adulta (17 años), la herencia es capaz de explicar más del 60% de su variación. Es decir, los genes son menos importantes en la predicción del CI de los niños que en la predicción del CI de los adultos.

Como afirman R. Plomin e I.J. Deary en su artículo en la revista Molecular Psychiatry Genetics and intelligence differences: five special findings, la amplificación genética es posiblemente la explicación de este mayor peso de la herencia genética en la determinación del CI conforme avanza la edad del individuo. Las diferencias genéticas iniciales se amplifican a medida que los niños seleccionan, modifican y crean entornos que favorecen el uso de la inteligencia o a medida que el entorno (familiar y académico, por ejemplo) reacciona favoreciendo ciertos rasgos iniciales, por ejemplo, estimulado intelectualmente en mayor medida a los niños con una mayor inteligencia inicial (este segundo mecanismo se denomina una correlación genotipo-entorno reactiva, por la que el entorno reacciona de modo diferente a las disposiciones heredadas)

La amplificación genética es un fenómeno muy interesante , que ayuda a comprender buena parte de los rasgos y las conductas de los individuos.

El artículo IQ can predict your risk of death, and 8 other smart facts about intelligence es una lectura muy interesante, con numerosos hallazgos sobre los determinantes bio-psico-sociales de la inteligencia.

domingo, 4 de diciembre de 2016

¿Destinados a extinguirnos hacia 2800?

Hacer predicciones en el ámbito de lo social siempre es arriesgado. Las variables sociopolíticas no siempre evolucionan de modo regular y, en su evolución, intervienen numerosos factores relacionados. De ahí que buena parte de las predicciones no se cumplan. Pero dentro del sinfín de fenómenos sociopolíticos observables, las variables demográficas son las más regulares en el tiempo y, por tanto, las más sencillas de predecir.

Un estudio encargado por la Asamblea Nacional de Corea del Sur en 2014 concluye que este país podría enfrentar una extinción natural de su población hacia el año 2750 si se dan tres condiciones: la tasa de fecundidad se mantiene cerca de su valor actual, en 1.2 hijos por mujer, no hay una reunificación con Corea del Norte y no se produce una entrada significativa de inmigrantes.

Corea del Sur ha experimentado una de las caídas de la fecundidad más radicales entre las sociedades avanzadas en las últimas décadas. En concreto, ha pasado de más de 6 hijos por mujer en 1960 a 1.30 en 2015. Una caída de la fecundidad con consecuencias sociales importantes, como la disminución de la población activa.

En España, con una tasa de fecundidad idéntica, de 1.3, y una población muy similar, de casi 50 millones, la extinción natural no debería llegar mucho más tarde. Tal vez hacia 2800. ¿Estamos destinados a la extinción?

La cuestión es que las predicciones a 800 años vista sufren de gran incertidumbre. Las condiciones de partida pueden cambiar. Por otro lado, las sociedades aprenden y son capaces de hacer frente a los problemas derivados del progreso a través de la innovación social y tecnológica.

En relación a las condiciones de partida, podría, en primer lugar, aumentar la tasa de fecundidad. Cuesta pensar que ésta pueda volver a superar la tasa de reemplazo de 2.1 hijos por mujer. Países como Francia, con una natalidad más alta, se encuentran ligeramente por debajo del nivel de reemplazo, con 2.01 hijos por mujer. Pero de aquí a 2800 podría cambiar la intención de tener hijos de la población, así como las barreras externas para tener un hijo y las capacidades de los futuros padres. La tecnología biomédica podría también plantear nuevos escenarios. La ectogénesis (nacimiento fuera del vientre materno) podría estar cerca y disminuiría en gran medida el coste de tener un hijo.

También podría haber una inmigración masiva en cada siglo. En Corea del Sur los analistas calculan la necesidad de 15 millones de inmigrantes hacia 2060 para estabilizar la fuerza de trabajo. España superó los 40 millones gracias a la inmigración. Pero hay que tener en cuenta que los países emisores de África o América tendrán en breve tasas de fecundidad muy bajas y tasas de crecimiento económico previsiblemente más altas.

Finalmente, España podría unificarse definitivamente con el resto de países de la Unión Europea y convertirse en una región más de un país con más de 500 millones de habitantes. La cuestión, entonces, sería cuándo nos extinguiríamos los europeos. Bien, si los datos son correctos y la tasa de fecundidad está en los 1.6 hijos por mujer, la extinción natural se produciría, imagino, no mucho después de 2900.

Photo: Quiapo Children, by Rina Laxa. Creative Commons